viernes, 12 de marzo de 2010

Bienvenidos a South Park

Conste que no pretendo hablar de política. La política para el que vive de ella, como se suele decir.
De lo que si suelo hablar a menudo es de aquello de las formas, la educación, el "saber estar" que se decia antes.
Nos rasgamos las vestiduras porque un mindundi "monte el pollo" en un programa de televisión -la que pagamos todos, etc, etc- pero a mi lo que me deja estupefacto es ver a todo un expresidente del gobierno, una persona que te caiga bien o mal ha representado al país y cuyos actos tienen un escaparate internacional, mandar, con un gesto, a tomar por el culo a, bueno, a quien sea, me da igual.
Estoy convencido de que un acto así, en esa Europa en la que se miran algunos, vendría acompañado de una disculpa pública inmediata por parte del susodicho o al menos una reprobación de quienes le rodean.
Pero que va, nuestra clase política carece tanto de ella (de clase) que puedes encontrarte a una alcaldesa hablando o insultando, me vuelve a dar igual a quién, de una forma que haría sonrojar a la mismísima alcadesa de South Park.
Y del mismo South Park parece haber salido toda una juez (no me sale de los cojones poner jueza, me suena ridiculo) de la Audiencia nacional dirijíéndose a un acusado como si hablase con el vecino del quinto.
Me la trae al fresco, insisto, a quién o a qué se dirijan esos gestos, esas maneras. Se supone que pagamos a estas personas, así como a la televisión pública, para que nos representen y asuman que en ese papel de representación hay unas normas, un protocolo.
¿Te imaginas a un ama de llaves ecuatoriana tuteando a su insigne señorona o al chofer de turno saludando con una chapada en la espalda a su jefazo? Entonces, ¿acaso en este país somos tan paletos que la educación y el respeto es inversamente proporcional a la categoria social que se le supone a uno? ¿O quizá es esa categoria la que te exime de todo lo que concierrne a la urbanidad y las buenas formas?
Por cierto la tal juez tiene un grupo de fans en feisbuk; creo que con más fans que el propio John Cobra. Felicidades.
Recomiendo este artículo de Fernando Savater publicado en El País: Pincha aqui para leerlo


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