viernes, 7 de mayo de 2010

Ahora me va a dar por los cuentos, ya verás tú

¿Conoces la fábula de los ciegos y el elefante? Sí hombre, no jodas. Aquella que decía:

"Cuentan que seis ciegos un día
decidieron estudiar completamente al elefante,
animal que nunca vieron.
Mas si ver no podían, es claro, juzgar sí, pensaron y dijeron.

El primero se acercó al elefante, que en pie se hallaba;
Tocó su flanco alto y duro; palpó bien y declaró:
¡Ya lo tengo! El elefante ¡es igual que una pared!

El segundo, de un colmillo tocó la punta aguzada,
y sin más dijo: ¡Está clarísimo!, mi opinión está tomada:
Bien veo que el elefante ¡es lo mismo que una espada!.

Toca la trompa el tercero, y, en seguida, de esta suerte
habla a los otros muy fuerte: es largo, redondo, repelente...
¡El elefante, señores, es una enorme serpiente!.

El cuarto, osado y animoso, por una pata trepa;
¡oh, qué tronco más gordo! - exclama.
Y luego dice a los otros: Amigos, ¡esto es un árbol añoso!.

El quinto toca una oreja y proclama: ¡Amigos, colegas míos,
equivocados estáis completamente!
yo os digo que ¡el elefante es –obviamente- un raro y extraño abanico!.

El sexto, al fin, coge el rabo, se agarra bien, trepa...:
¡Vamos, vamos, compañeros; ninguno en su juicio acierta!.
El elefante es..., ¡tocadlo!, una soga... Sí, ¡una cuerda!.

Los ciegos del Indostán disputan y se querellan;
cada uno seguro de haber hecho bien su prueba...
¡Todos con una pizca de razón..., y todos yerran!
"

¡Esa! ¿Te acuerdas ahora? Bien, mejor, así me evito contártela (Esto es una broma porque en realidad ya la he contado)
Bueno, ¿y qué? ¿Que a qué viene esta historia? Pues nada, digamos que yo soy el elefante

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