domingo, 20 de junio de 2010

Gente de mala calidad

El otro día ví, no me preguntes dónde, un cartel de una película que se llamaba "Gente de mala calidad". No sé de que va la película pero sí me llamó la atención el titulo porque creo que algo de eso hay en estos tiempos que eyaculan, perdón, que corren quería decir (en que estaré yo pensando).
No hay más que darse una vuelta para percatarse de que estamos rodeados de gente de mala calidad. Ahora está de moda la peor música de la historia de la música. Tenemos las autoridades peor preparadas y con peor oratoria desde antes de los romanos. La páginas de cultura de los periódicos las invaden desfiles de moda o el último estreno de Penelope Cruz. Disfrutamos con la peor televisión desde la llegada del color. Y digo disfrutamos, aunque debería decir disfrutan, porque aún habiendo una oferta más que suficiente, elegimos ver aquello que criticamos porque somos, aunque debería decir son, espectadores de mala calidad. De lo del follar mejor ni hablamos; decían en tiempos que no hay mujeres frígidas sino hombres torpes pero nadie contestó nunca que tampoco hay gatillazos sino mujeres igual de torpes (Teoría demostrable previa cita. Reservado o restringido más bien, el derecho de admisión)
El tema de los empresarios lo evitaré por prudencia hasta que no se ultime la nueva reforma laboral. Baste decir que su representante es Díaz Ferrán.
Ni siquiera tenemos unos ricos de calidad sino más bien gentes adineradas, ostentosas y horteras. Si en otros tiempos los poderosos se interesaban por el arte, la cultura y las buenas formas ahora su concepto de cultura es la última colección de Versache (No sé si se escribe así, me importa un bledo).
Tenemos también los niños más maleducados desde los tiempos de Caín y Abel. Niños que por la falta de tiempo, osea de interés, de sus progenitores se autoeducan de mala manera a base de lo que ven en la calle y en televisión sin que nadie les ayude a asimilar conceptos y situaciones para las que no están preparados.
En este peliagudo asunto habré de apuntar que existen magníficas excepciones y es precisamente en honor de esos padres que sacan tiempo de debajo de las piedras para ir a las reuniones de padres de alumnos, que su concepto de realización personal es más humana que profesional ¡Qué gran triunfo del capitalismo, este! Hacer creer a alguien que se realizará más en una puta oficina que siendo madre o padre es de quitarse el sombrero. Qué hijosdeputa pero que listos.
Por ellos, por los padres que se lo curran con un par me parece falaz y cínico culpar a nadie más que a uno mismo de la cantera de vándalos que sufriremos en un futuro.
Somos menos pero aún hay gente de buena calidad

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