Mañana será igual

Fijate, hoy justo lo he dicho, ya no me gustan los encierros. Hace tiempo que no me gustan. Si acaso y asi lo decía esta mañana a las ocho menos cinco, si acaso decía, el tramo de Santo Domingo y poco más. A partir de ahi el encierro no es más que una masa de gente con camisetas de colorines, cuyo único fin es identificarse facilmente en la tele, corriendo con unos toros en el centro.

Hoy he decido no verlo, tenía la opción de verlo en vivo como cada día o verlo por televisión pero he pasado. Me hartó la cosa ayer. El ver a un anormal agarrando el cuerno de uno de los cabestros de tal forma que el pobre animal ni podía levantar la cabeza, me superó. El ver a tanto imbécil apostado en las paredes, en los vallados, con el único fin de ver el encierro en primera linea, impidiendo así el refugio de otros corredores, me parece el sumun de la hijoputez.

Que tu imprudencia te cueste la vida a tí me parece cojonudo, pero que alguien pierda la vida por que tu eres anormal, eso... buf.

Hoy he pasado del encierro y fijate, ha ocurrido, un muerto. Un precio demasiado alto que, no obstante, tampoco servirá de escarmiento. Mañara será igual.