Relato erótico-patético de ficción

Ayer por fín me casé. Estaba aburrido y no encontré a ningún colega libre. Así que me dije: "Oye, que le den po´l culo, me caso y así mato la tarde". Total, que bien, la tía, oye, de bandera, con su silueta y de todo. Vamos, un pibón. De conversación andaba pelín escasa pero bueno. Como yo soy más bien parco en palabras decidimos pasar directos a la noche de bodas, aprovechando que ahora anochece antes y tampoco está el tiempo como para andar por ahí

Me la traje a casa y bueno, nada más entrar al dormitorio ya empezamos mal: "Oye, cariño, aqui no me cabe toda la ropa" me dijo. "Si es que todo esto que tienes aqui... todo esto lo tirarás ¿no?" "Jo, es que aqui no hay sitio para nada" insistía. "Oye, cariñomiamor, Por qué no follamos y mañana ya si eso me paso por el Ikea y ya veremos" respondí. "Bueno..." puso cara de circunstancias y añadió: "Bueno, me voy al baño a preparar". Como a mi me gustan los matrimonios buenrollo, yo también fuí a hacer mis menesteres al baño. Tremendo error por mi parte porque alli estaba; empezó a desmontarse de tal manera que por un momento pensé que me había casado con Mister Potato: Primero las pestañas, después unas lentillas azules y finalmente, cogió una toalla y literalmente se borró la cara. Porque, vive Dios que aquella mujer que apareció bajo el maquillaje no era ella ni por asomo. La verdad es que la nueva cara no estaba mal, estaba incluso mejor, como más natural así que, en un arranque de amor, la fuí a besar. "¡Espera!" me interrumpío... "Es que, me acabo de meter silicona en los labios y aún no están bien". Me hizo un quiebro tal que acabe besando mi reflejo en el espejo.

Al fín llegamos a la cama: "¡Ay! ¡No!, no me toques las tetas que las tengo sensibles todavía". Cierto, aquellas tetas era menos naturales que su rubio cabello.

En fín, no sé muy bien si porque me estaba empezando a caer mal, y así no le veía, o por buscar su punto débil o uno que no lo fuera, mejor dicho, el caso es que me zambullí bajo las sábanas. Según iba descendiendo me dió por pensar y se me saltó la risa floja: "Verás tú, que en una de estas me encuentro el tapón y se deshincha la tía". Entre risa contenida y besos llegué al triángulo de las bermudas. De repente tuvo como una convulsión y me metió tal coñazo en toda la jeta, literalmente hablando, que me dejó vuelta al aire: "Perdona, es que me acabo de hacer las ingles chinas y me escuece". "Vale, me voy a hacer un sandwich de nocilla" respondí.

Según me alejaba, camino de la cocina, la escuchaba gritar: "¿Y no seguimos?" "¿Y me vas a dejar así?" " ¿No te gusto?" "¡Desde luego, sois todos los tios igual!" "¡Pues que sepas que todos dicen que estoy muy buena!" "¡¿Oyeeeeeeeee.....?!"